Su exquisita sazón, cercanía, presentación y sobre todo los precios accesibles, han hecho de la cebichería El Chego, uno de los puntos de encuentro preferidos por los universitarios de la Universidad Privada Antenor Orrego (UPAO), para degustar una fresca leche de tigre o un jugoso Cebiche al paso.
Hace cincuentaicuatro años, en el distrito de Pion de la provincia Chota en el departamento de Cajamarca, nació Segundo Armas Ruiz, el tercero de ocho hijos de los humildes peones ganaderos Emeregildo Armas y Manuela Ruiz. Segundo creció en medio de la pobreza y constantes carencias a pesar de los esfuerzos vastos de sus progenitores, pues no lograban sustentar holgadamente a su gran descendencia, que para amenguar el infortunio, no era ajeno a sus vecinos.
Segundo quería tener su propia familia para brindarles una mejor calidad de vida de la él tuvo, y enrumbado a esa meta decidió venir a Trujillo para buscar un porvenir fructuoso que lamentablemente no le podría deparar en su natal Cajamarca. Así es como el destino puso a Amelia Rengifo en su camino, una joven mochera de diecisiete años que se enamoraría del veinteañero Segundo desde la primera vez que lo vio en el mercado donde su abuela trabajaba, sin imaginar que tiempo después se convertiría en padre de sus dos bellas hijas.
La joven pareja, buscaba el medio para sustentar el gasto familiar, pues, las responsabilidades se hacían cada vez más fuertes conforme crecían las niñas. En medio de diversas pruebas fallidas, ubicaron en la venta de Cebiche una nueva fuente de ingresos. “Yo mismo inventé la leche de tigre en vaso descartable”, expresa orgulloso “Don Chego”, cuando recuerda sus inicios en el culinario negocio.
En la década del ochenta, guiados por el visiblemente lucrativo negocio de la venta de “Cebiche al paso” de las carretillas ambulantes ubicadas en la avenida Jesús de Nazaret, los esposos tomaron el “formato” para vender el mismo producto pero en un lugar donde no haya presencia de competencia, de esta manera vieron el potencial en una Universidad de crecía a pasos agigantados, la UPAO. Entonces los nuevos esposos, mandaron confeccionar una carretilla de tripley que les sirva como módulo de venta para la riquísima Leche de Tigre, que Amelia guardando el secreto mochero, sabía prepararlo insuperablemente.
Así empezaron un 22 de mayo de 1996, frente a la UPAO, con la venta de la entonces original Leche de Tigre en vaso descartable, al módico precio de S/.0.50 el vaso pequeño (4 onzas) y a S/.1.00 el vaso grande (7 onzas), además de los especiales Cebiche Universitario a S/.1.00 el plato y el Cebiche de Conchas Negras, que era un plato muy pedido y cotizado normalmente a 4 soles el plato, pero ellos decidieron atraer mayor clientela, y optaron por disminuir ganancias y ofrecerlo a S/.2.50.
Sin pensar la acogida que tendría en lo estudiantes, el negocio fue funcionando de forma favorable y el “Cebiche de a luca”, servido en plato de té, se volvió popular y casi tradicional entre los universitarios que querían pasar un momento agradable en grupo y degustar del riquísimo platillo al término de la jornada estudiantil, al mediodía generalmente.
Pasaron dos años y tomando de sus ahorros, Segundo logró rentar a S/.400 la cochera de una vivienda ubicada estratégicamente frente a la UPAO y la llamó Cebichería El Chego, haciendo honor a la manera cariñosa con la que sus seres queridos se referían a él. Sin dudarlo sus clientes siguieron el sabor de Amelia y el negocio fue prosperando viento en popa llegando al punto de vender hasta 300 platillos de Cebiche en el mejor de sus días en el trayecto de 11 de la mañana a 4 de la tarde.
Entonces para el siguiente año, se dieron con la sorpresa de la llegada de una competencia, era la cebichería “El Boom”, que copió el inicial negocio de Cebiche en carretilla en diversos puntos de la ciudad y universidades, y también la venta del Cebiche Universitario a tan solo unos pasos de El Chego en otra cochera vecina, “El Boom, nos bajó el negocio porque nosotros vendíamos Cebiche para acompañarlo con gaseosas o chicha morada, pero ellos empezaron a vender cerveza y para los jóvenes lamentablemente, eso jala pues”, Segundo manifiesta algo entristecido debido al mal hábito con el que contribuía la competencia.
Pero el negocio, pasó una ligera crisis que solo duró un par de meses, luego de la novedad sus clientes volvieron a frecuentar El Chego y ambas cebicherías se posicionaron tranquilamente frente a la universidad. Mientras que sus colegas de la Av. Jesús de Nazaret eran desalojados del lugar, muchos quebraron y otros lograron hacerse de gran capital, que finalmente los llevo a tener dos grandes cebicherías, muy reconocidas hoy en la mencionada avenida.
De esta manera hace más de trece años, sigue su curso Segundo Armas, trabajando desde las 4 de la mañana preparando sus ingredientes con tiempo para llegar desde el distrito de Moche hasta Trujillo. A las 5 de la tarde culmina su rutina y regresa a su distrito para ver a su único nieto Jason (2), manejando su negocio acompañado por Iris (24), su hija mayor y madre de Jason, pues hace cinco años Segundo se divorció de Amelia, pero les dejó como herencia los secretos del sabor para sus platillos.
Soñando aún con tener su propia cebichería o expandirse en otros puntos, sigue “Don Chego”, que amigablemente y para culminar puntualiza: “Cebiche, la UPAO y Don Chego hay para rato, así los municipales me hagan guardar a cada rato mis mesitas de afuera, nadie se queda sin comer”.
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