lunes, 6 de julio de 2009

El Cebiche de El Chego


Su exquisita sazón, cercanía, presentación y sobre todo los precios accesibles, han hecho de la cebichería El Chego, uno de los puntos de encuentro preferidos por los universitarios de la Universidad Privada Antenor Orrego (UPAO), para degustar una fresca leche de tigre o un jugoso Cebiche al paso.

Hace cincuentaicuatro años, en el distrito de Pion de la provincia Chota en el departamento de Cajamarca, nació Segundo Armas Ruiz, el tercero de ocho hijos de los humildes peones ganaderos Emeregildo Armas y Manuela Ruiz. Segundo creció en medio de la pobreza y constantes carencias a pesar de los esfuerzos vastos de sus progenitores, pues no lograban sustentar holgadamente a su gran descendencia, que para amenguar el infortunio, no era ajeno a sus vecinos.

Segundo quería tener su propia familia para brindarles una mejor calidad de vida de la él tuvo, y enrumbado a esa meta decidió venir a Trujillo para buscar un porvenir fructuoso que lamentablemente no le podría deparar en su natal Cajamarca. Así es como el destino puso a Amelia Rengifo en su camino, una joven mochera de diecisiete años que se enamoraría del veinteañero Segundo desde la primera vez que lo vio en el mercado donde su abuela trabajaba, sin imaginar que tiempo después se convertiría en padre de sus dos bellas hijas.

La joven pareja, buscaba el medio para sustentar el gasto familiar, pues, las responsabilidades se hacían cada vez más fuertes conforme crecían las niñas. En medio de diversas pruebas fallidas, ubicaron en la venta de Cebiche una nueva fuente de ingresos. “Yo mismo inventé la leche de tigre en vaso descartable”, expresa orgulloso “Don Chego”, cuando recuerda sus inicios en el culinario negocio.

En la década del ochenta, guiados por el visiblemente lucrativo negocio de la venta de “Cebiche al paso” de las carretillas ambulantes ubicadas en la avenida Jesús de Nazaret, los esposos tomaron el “formato” para vender el mismo producto pero en un lugar donde no haya presencia de competencia, de esta manera vieron el potencial en una Universidad de crecía a pasos agigantados, la UPAO. Entonces los nuevos esposos, mandaron confeccionar una carretilla de tripley que les sirva como módulo de venta para la riquísima Leche de Tigre, que Amelia guardando el secreto mochero, sabía prepararlo insuperablemente.

Así empezaron un 22 de mayo de 1996, frente a la UPAO, con la venta de la entonces original Leche de Tigre en vaso descartable, al módico precio de S/.0.50 el vaso pequeño (4 onzas) y a S/.1.00 el vaso grande (7 onzas), además de los especiales Cebiche Universitario a S/.1.00 el plato y el Cebiche de Conchas Negras, que era un plato muy pedido y cotizado normalmente a 4 soles el plato, pero ellos decidieron atraer mayor clientela, y optaron por disminuir ganancias y ofrecerlo a S/.2.50.

Sin pensar la acogida que tendría en lo estudiantes, el negocio fue funcionando de forma favorable y el “Cebiche de a luca”, servido en plato de té, se volvió popular y casi tradicional entre los universitarios que querían pasar un momento agradable en grupo y degustar del riquísimo platillo al término de la jornada estudiantil, al mediodía generalmente.

Pasaron dos años y tomando de sus ahorros, Segundo logró rentar a S/.400 la cochera de una vivienda ubicada estratégicamente frente a la UPAO y la llamó Cebichería El Chego, haciendo honor a la manera cariñosa con la que sus seres queridos se referían a él. Sin dudarlo sus clientes siguieron el sabor de Amelia y el negocio fue prosperando viento en popa llegando al punto de vender hasta 300 platillos de Cebiche en el mejor de sus días en el trayecto de 11 de la mañana a 4 de la tarde.

Entonces para el siguiente año, se dieron con la sorpresa de la llegada de una competencia, era la cebichería “El Boom”, que copió el inicial negocio de Cebiche en carretilla en diversos puntos de la ciudad y universidades, y también la venta del Cebiche Universitario a tan solo unos pasos de El Chego en otra cochera vecina, “El Boom, nos bajó el negocio porque nosotros vendíamos Cebiche para acompañarlo con gaseosas o chicha morada, pero ellos empezaron a vender cerveza y para los jóvenes lamentablemente, eso jala pues”, Segundo manifiesta algo entristecido debido al mal hábito con el que contribuía la competencia.

Pero el negocio, pasó una ligera crisis que solo duró un par de meses, luego de la novedad sus clientes volvieron a frecuentar El Chego y ambas cebicherías se posicionaron tranquilamente frente a la universidad. Mientras que sus colegas de la Av. Jesús de Nazaret eran desalojados del lugar, muchos quebraron y otros lograron hacerse de gran capital, que finalmente los llevo a tener dos grandes cebicherías, muy reconocidas hoy en la mencionada avenida.

De esta manera hace más de trece años, sigue su curso Segundo Armas, trabajando desde las 4 de la mañana preparando sus ingredientes con tiempo para llegar desde el distrito de Moche hasta Trujillo. A las 5 de la tarde culmina su rutina y regresa a su distrito para ver a su único nieto Jason (2), manejando su negocio acompañado por Iris (24), su hija mayor y madre de Jason, pues hace cinco años Segundo se divorció de Amelia, pero les dejó como herencia los secretos del sabor para sus platillos.

Soñando aún con tener su propia cebichería o expandirse en otros puntos, sigue “Don Chego”, que amigablemente y para culminar puntualiza: “Cebiche, la UPAO y Don Chego hay para rato, así los municipales me hagan guardar a cada rato mis mesitas de afuera, nadie se queda sin comer”.

martes, 19 de mayo de 2009

“Feliz día Madre”…de la desdicha

Día de regocijo, celebraciones, regalos, mucha comida y unión familiar normalmente son características de un típico “Día de la Madre”, pero para aquellas a las que la vida no recompenso dotándoles de una familia unida y, peor aún, estabilidad económica, pasan “su día” ganándose los poco centavos que significaran la comida y sustento de su familia al menos por hoy.Segundo domingo de mayo, quizás el día más esperado por todas las madres del mundo, pues al menos por esa pequeña porción de tiempo -normalmente- pueden sentirse dignas del engreimiento y recibir cuanto obsequio y agasajo provenga de sus seres más queridos. Así al contrate de esa realidad, existe otra menos feliz para muchas madresSon las ocho de la mañana, el frío acecha el aireado espacio del casi vacío mercado Las Capullanas. Al ritmo contagiante de una pegajosa canción que entona una y otra vez su letra “ay se ha muerto mi abuelo”, comienza un día más de trabajo para dos mujeres que con valentía y perseverancia le ganan a la vida, pasando por encima de las adversidades que ésta se ha encargado de ponerles en el camino.Luzmila Hinostroza Cervantes (60), quien fuese madre de un hijo, pasa sus últimos treintaisiete años caminando por los bullosos pasajes de los pequeños mercados de la ciudad, vendiendo cuanta “cosa” se le venga en mente, desde stickers, golosinas y arroz con leche hasta diminutos ramos de flores de acuerdo a la celebración y así se la encuentra hoy, andando junto a los primeros compradores del día, ofreciendo amablemente y con voz tímida sus “florcitas para mamá”, pasando por alto aquella fecha que –irónicamente- también fue hecha para ella. “A sol el ramito señorita”, la tímida Luzmila responde atentamente cuando se le pregunta el precio de sus minúsculos pero coloridos ramos florales, cómo no acceder a adquirir un ejemplar de estos cuando se advierte en los ojos de esta mujer, la esperanza de reunir unos soles más ¿quizás para la subsistencia del día?, de pronto irrumpe en escena una imprevista compradora que con no menos carisma que Hinostroza, compra un arreglo luego de haberlos revisado y comparado todos. Concretada la venta, Luzmila Hinostroza manifiesta que el día de la madre fue hecho para la gente adinerada y no para los pobres, pues ellos (los pobres) deben aprovechar ese día para obtener la mayores ingresos y no para celebraciones. Expresiones frías, fruto de la dura vida que le tocó pasar desde muy pequeña en su natal Huaylillas (distrito de Pataz en la sierra liberteña), en donde a duras penas sus padres podían brindarle únicamente un plato de trigo como comida del día. Pasaron los años y la quinceañera Luzmila decidió dejar atrás las carencias y venir a Trujillo en busca de un mejor porvenir. Fatalmente, lo único que encontró, fue enamorarse de un hombre diez años mayor, que se aprovechó de su inocencia e inexperiencia para hacerla victima de agresiones físicas y psicológicas, sujeto con el cual concibió a su único hijo: Jonatan.Pasados nueve años de sufrimiento y armada de valor, decidió abandonar aquel “hogar”, llevando consigo a su pequeño hijo, el que se convertiría en motivo de su existencia. Luego de años de lucha por el progreso de su retoño, finalmente logró sacarlo adelante y vivir de las pequeñas mesadas que con gran esfuerzo lograba alcanzarle su hijo desde su lugar de trabajo en la capital y sus imparables ventas en sus visitas a los mercados; sin presagiar que una vez más la desgracia invadiría su territorio para quitarle a su hijos en un mortal accidente automovilístico hace tres años.
Desde aquel instante, que casi “mata de dolor” a Luzmila, sus expectativas de la vida se han reducido a dejarla pasar hasta que Dios se apiade de ella y la recoja para que al fin descanse en paz junto a su niño.Dueña de una desgastada sonrisa a flor de labios es Feliciana Rosita Esquivel Alvitez (68), la súbita compradora de Luzmila Hinostroza. Progenitora de tres varones, afirma que pasará el Día de la Madre “como cualquier otro”, cocinando para
sus nietos y esposo, pues no es tarea difícil luego de cocinar cuarentaiocho años para gente extraña.Acompañada por su nieta menor Silvita (10), la cual asegura es “la luz de sus ojos”, en medio de su reducido y precario puesto rodeada de CD´s musicales y un pequeño tazón lleno de Cebiche, espera a los ansiosos comensales para terminar en el menor tiempo posible aquel jugoso manjar que será el recurso para “parar la olla” en este día. Es digno de premiar ese carisma que Rosita Esquivel destella a quienes se le acercan, su forma tan liviana de ver la vida hace pensar que su pasar por el tiempo ha significado una buenaventura sin lugar a dudas a pesar de su humilde condición.Nada nos llevaría a imaginar el mundo que se esconde detrás de aquella brillosa mirada que irradia en silencioso dolor que esconde al saber que esa malvada enfermedad llamada cáncer, pronto acabará por llevarse al gran amor de su vida Agustino Flores Ciudad (73) y que además le espera un largo camino por hacer de sus nietos personas de bien. La vecina del populoso barrio de El Alambre ve transcurrir los días con la esperanza de que un “milagro” ocurra y cure de una buena vez a su compañero inseparable, que por esas malas jugadas del destino desarrolló un cáncer al estomago, que sorpresivamente fue detectado el pasado siete de marzo del presente y que desafortunadamente ya se encuentra en una etapa avanzada. Todos los avatares que la anciana tuvo que pasar para lograr estos fatídicos análisis, no hubiesen sido posibles sin la caridad de sus vecinos, quienes se compadecen de la situación de esta abuelita, que se hace cargo de sus tres nietos tras ser abandonados por sus propios padres, y que como si fuese poco, ahora también debe lidiar con esta mortal enfermedad. Esta solidaridad ha posibilitado que Rosita Esquivel, oferte CD´s musicales (piratas) proporcionados por su vecina y que además no escatimó en prestarle su propio equipo de sonido para lograr el fin.La poca preparación intelectual de Rosita hace que venda la ilícita mercadería sin temor alguno a sanciones, por ser un medio viable para el sustento de su hogar. La quebrantada salud de su esposo la imposibilita para que solo vele por él y sus nietos, ella debe salir a trabajar para comprar unas cuantas pastillas e inyecciones que le alivien los agudos dolores del cáncer que padece Agustino, pero que no atacan la enfermedad. Esta situación hace de Rosita una fiel creyente de la palabra ajena, que tan seguramente sus vecinos sustentan que cualquier tratamiento para el cáncer, solo conseguirá adelantar la muerte de su marido y que ella por su puesto desea evitar.Para esta luchadora mujer, el transcurrir de los días se convierten en escenario de una lucha interminable de adversidades que deberá afrontar con valentía hasta lograr que su esposo se recupere y sus nietos se valgan por si solos, ya que según ella “Dios la puso a prueba para comprobar su fe en él”, fe en la que cree que pude mover montañas.Al término de estas líneas es casi fantasioso creer ciegamente en una fe cristiana que vele por sus devotos. Es indescifrable la razón del por qué debe de sufrir tanta gente que aparentemente nunca hizo un mal tan grave a nadie para merecer la desgraciada vida que les tocó vivir y tienen. Tanto así que estas mujeres nunca supieron el verdadero significado del Día de la Madre.
Su dia.

lunes, 18 de mayo de 2009

Nuevo Mercado Covicorti se renueva


Los comerciantes del Nuevo Mercado Covicorti están más que felices, debido a la reedificación que tendrá su centro de trabajo para mejorar la infraestructura y distribución de sus puestos. La obra, a cargo del arquitecto Walter Maurtua Cisneros, cuenta con un presupuesto de 40 mil 665 nuevos soles y se pondrá en marcha el próximo 15 de mayo. Se espera que dicho trabajo sea concluido en un plazo de dos meses.Ahora, el Nuevo Mercado Covicorti luce la improvisada fachada de aquel presuroso alojamiento, que con las justas llegó a colocar su nombre al exterior para ser identificado y que tampoco pudo culminarse para darle una mejor vista a la zona, afortunadamente la gestión municipal les favoreció inesperadamente, al rodear las instalaciones con su respectiva vereda. Al interior, es visible la gran cantidad de puestos y ambulantes que operan, así como es notable la falta de organización en cuanto a la clasificación de productos, además de la ausencia de un piso liso, pues actualmente tiene como suelo la tierra que encontraron hace seis años.Luego de una semana de “para laboral” y búsqueda de un nuevo local, este grupo de personas ubicaron una gran zona descampada y poco poblada en la primera etapa de la urbanización Covicorti sin saber que el lugar sería destinado para un parque, y, de inmediato comenzaron a apoderarse del lugar, trayendo sus mercancías y ocupando la calle más cercana de lo que fuese su “próxima expansión”. Dicho sueño duro muy poco y antes de cumplir un mes establecidos en dicha calle, una vez más la Municipalidad era el mayor adversario y no contaba con la aprobación de los vecinos del barrio, pero de inmediato volvieron a ser desalojados.Y como no hay mal que por bien no venga, una esperanza llamada Rosa Medrano Silva, iluminó el camino de los desesperados comerciantes que ya veían la zozobra en la puerta de sus hogares. La propuesta de la desconocida mujer era alquilarles un terreno que tenía casi abandonado desde hace varios años, y que fuese convertido por un par de meses antes en una improvisada cochera para los escasos triciclos y camiones de la zona. Lo cual no significaba un negocio rentable. “Pensé que era una gran oportunidad para obtener ganancias de ese terreno que heredé de mis padres y que daba por abandonado. Entonces vi en la necesidad de estas personas una circunstancia positiva para hacer negocios y de esa manera les propuse alquilarles el lugar y ellos aceptaron de inmediato”, son las sinceras palabras de Medrano al referirse al inicio del fructífero negocio.De inmediato, la propietaria, inició el levantamiento de un cerco de material noble para el área que se convertiría en el Nuevo Mercado Covicorti, en tan solo un día los ansiosos comerciantes iniciaron la limpieza respectiva y trasladaron sus bienes al interior del local e iniciaron sus labores cotidianas sin haberse culminado la obra, ni haber realizado las gestiones para la regularización del nuevo local comercial.Según Dora Cortez Polo (65), quien se autodenomina una de" las fundadoras del mercado", las mejoras de este centro de abastos se dieron por la iniciativa de la Junta Directiva -que preside- quienes desde hace más de dieciséis años, vienen trabajando en los inicios de lo que fue un grupo de quince comerciantes atrincherados en la pista de la Calle La Habana en la Urbanización El Alambre, lugar en el que habían logrado captar a gran cantidad de clientes y donde lograron perdurar por más de diez años hasta el 27 de febrero del 2003, en donde la gestión Municipal fue firme y eficaz logrando desalojarlos definitivamente.La iniciativa de Medrano trajo consigo una gran oportunidad de ingresos para los pocos pobladores de la zona, ya que el precario “mercadito” atraía cada vez a más compradores de las urbanizaciones aledañas (Trupal, 20 de Abril y Capullanas). El éxito fue rotundo y aquellos vecinos llegaron a formar parte del nuevo mercado, incrementando la variedad de productos a expender. La organización que siempre hubo, también estaba presente y así llegaron a los acuerdos de pago. El propietario de cada puesto, pagaría diariamente el monto de un sol con cincuenta céntimos por cada metro cuadrado que ocupase su negocio que cubriría los gastos de alquiler y vigilancia. La aceptación no se hizo esperar y es hasta ahora el método de sustento del mercado.Al pasar los años, el número inicial de quince puestos pasaron a ser casi setenta en lo que va a sus seis años de inaugurado. No existe una orientación específica, sino que hay puestos que expenden diversos tipos de productos como: abarrotes, carnes, comida, frutas y verduras, ropa, calzado y artículos de piñatería, entonces, siendo tan variada la población del mercado se torna necesaria la distribución de puestos ubicándolos por secciones y suministrándoles los servicios de luz, agua y desagüe que requieran ciertos tipos de negocios.Afortunadamente, las buenas relaciones de los comerciantes con la propietaria del local, hicieron posible gestionar un préstamo con una entidad local, que será la que financiara el proyecto en su totalidad y cuyo endeudamiento será pagado al fin de cinco años.Comerciante Edith Malaver.El bienestar de los comerciantes es de esperarse y cada uno tiene sus propias expectativas de la mejora. “Es un logro muy grande el que estamos alcanzando, pues hace años que anhelamos tener puestos bien construidos, como el resto de mercados y ahora estamos a punto de lograrlo con nuestro propio esfuerzo”, afirma Edith Malaver Soto (31), una de las más jóvenes pobladoras del mercado y que actualmente ocupa el cargo tesorera de la directiva.